Derechos sexuales y reproductivos
Los derechos humanos, son aquellas facultades de las que gozan las personas, por el hecho de ser seres humanos, y que los tienen por obra de la naturaleza, y no por concesión del Estado, que los debe reconocer, para que la dignidad de las personas no se vea afectada. Entre estos derechos, los sexuales y reproductivos, son una categoría importante y relativamente reciente en su reconocimiento, cuya lucha por su concreción, comenzó a mediados del siglo pasado, de la mano del movimiento feminista, que se enfocó en estos derechos, en un tiempo donde la reivindicación de derechos civiles, sociales y políticos, era un grito popular. La píldora anticonceptiva, por ejemplo, apareció en el año 1951.
Los derechos sexuales y reproductivos, importan reconocer el ejercicio de la actividad sexual, de acuerdo a su propia decisión de ejercerla o no y de acuerdo al género por el que opten, sin distinción de raza, nacionalidad, religión, clase social ni ideología, haciéndolo en un marco de libertad y respeto, garantizándose un entorno de seguridad en cuanto al cuidado de la salud física y psicológica, comprendiéndose la información, la posibilidad de la planificación familiar, y el respeto hacia la intimidad, evitando la violencia obstétrica, la discriminación o la coacción sobre las decisiones que hacen a la vida sexual.
Una definición precisa y completa de estos derechos fue expresada por la ONU en el año 1994, en un informe sobre la Conferencia Internacional sobre la población y el Desarrollo de El Cairo, expresando la salud reproductiva es un estado de bienestar general, no solo físico, sino también mental y social; siendo mucho más que la sola ausencia de la enfermedad; relacionándose con el sistema reproductivo más sus funciones y sus procesos.
Si bien estos derechos son en mayor o menor medida, reconocidos en la cultura occidental; todavía hay lugares donde existen los matrimonios arreglados por las familias; donde la diversidad de género es rechazada; llegándose en algunos casos a emplearse la mutilación genital de las mujeres con motivos no médicos, lo que ocurre en algunos lugares del continente africano, y asiático y en Medio Oriente.
En Occidente también queda mucho por hacer, pues los hospitales carecen de la infraestructura suficiente, quedando las personas pobres sin la debida atención; las campañas de concientización sobre el cuidado del propio cuerpo y las formas de evitar embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual, son insuficientes; y la discriminación por cuestiones de género sigue siendo aún alta; además de no haberse erradicado por complato la sociedad patriarcal.
En Argentina, la ley nacional 25.673, sancionada el 30 de octubre de 2002, que contiene 14 artículos; creó en el ámbito del Ministerio de Salud, el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable, que tiene por finalidad, potenciar las decisiones de las mujeres en cuanto a su salud sexual y procreación responsable; el acceso al uso de anticonceptivos de modo gratuito; promover la salud sexual y la protección responsable al mejor nivel posible para toda la población, sin discriminación, detectando los grupos de riesgo; liberando a la gente de coacciones, discriminación y violencia; disminuir la mortalidad materno-infantil, evitar embarazos no deseados; promover la salud sexual entre los adolescentes; el acceso a la información y a los servicios de salud; prevenir enfermedades, genitales, mamarias y de transmisión sexual.