La flexibilización laboral
La flexibilización laboral es un concepto moderno que tiende a eliminar la concepción tradicional del trabajo, surgida con el taylorismo y el fordismo, por una forma de trabajo que busque la calidad y la excelencia con el menor costo posible, utilizando los adelantos tecnológicos, y adaptando la legislación para evitar que el exceso de protección al trabajador afecte la productividad, y la reasignación de funciones, en contraposición a la producción en serie. Busca la competitividad, y se basa en la ley de oferta y demanda. Esto produce una desprotección de los trabajadores y una reducción del poder sindical, que echa por tierra las largas conquistas logradas a partir del siglo XIX.
La flexibilización laboral es una consecuencia del neoliberalismo, y del olvido del estado benefactor, que permitió a los empleadores poder prescindir de los trabajadores a bajo costo, y realizar contratos temporarios, conocidos en el lenguaje coloquial, como “contratos basura”, impidiendo la seguridad en la conservación del empleo. La finalidad de la flexibilización laboral, es que exista posibilidad para todos de ingresar al mercado de trabajo, con una fuerte movilidad y adaptabilidad a los cambios. La consecuencia real es la incertidumbre y la imposibilidad de proyectar para el futuro, endeudarse a largo plazo, y una constante reacomodación que genera stress, y problemas personales y familiares.
La suposición de que con la flexibilización laboral se acaban los problemas de desempleo, se basa en que el empleador, al estar menos condicionado por leyes protectoras de los trabajadores, se animará a contratar más personal, al que podrá despedir con menores impedimentos, si no le resulta conveniente, haciendo contratos cortos, que renovarán por el tiempo que desee, sin que esos contratos a plazos se conviertan en trabajos a tiempo indeterminado. Así se produce una migración constante de los trabajadores de un empleo a otro, que si bien son más fáciles de conseguir, duran poco tiempo.