John Rawls y la justicia
El profesor de Filosofía Política y escritor estadounidense John Rawls (1921-2002) publicó en 1971 “Teoría de la Justicia” donde plantea este valor, como equidad, basándose en dos principios, el de la libertad y el de la diferencia, tratando de crear una teoría alternativa al intuicionismo y al utilitarismo, desde un punto de vista ético. Su ambición es que su Teoría de a Justicia revista un carácter universal, valiendo en toda sociedad con independencia del tiempo y el lugar, del modo que Kant había planteado sus principios éticos. La sociedad que describe es de carácter ideal, pues una sociedad ordenada es casi imposible de hallar en la realidad.
Una norma será justa distributivamente, para Rawls, cuando favorezca a todos y a cada uno, independientemente de sus características particulares.
Su teoría parte de la pregunta de si la estructura sociopolítica de las modernas democracias asegura la justicia social o atiende a intereses sectoriales o de clase, que hace que se creen profundas desigualdades en cuanto a su presente y a sus expectativas futuras, favorecidos por las instituciones sociales y la constitución política, que convalidan y aseguran las subsistencias de esas diferencias.
En su obra toma la idea del contrato social elaborada por los filósofos, Locke, Rousseau y Kant. Cree que la existencia de la sociedad es necesaria, como modo de encuentro y cooperación humana, estructurada bajo normas para una convivencia armónica y una cooperación social estable. En toda sociedad hay naturalmente conflictos, que nacen del modo en que se distribuyen los recursos que se obtienen por cooperación, por eso hay que elaborar un acuerdo, y éste debe nacer de un acuerdo reflexivo, donde quienes intervienen partan de desconocer sus potencialidades naturales y su situación social («velo de ignorancia») para que no nadie reclame lo que le conviene para sí mismo. La idea de contrato importa que este acuerdo sea aceptado por todas las partes involucradas.
Rawls trasciende la posición utilitarista, (que justifica que unos pocos reciban menos, si esto hace que la mayoría viva bien) aunque no la desconoce. Esta concepción utilitarista es la que dominaba en ese entonces, la política liberal norteamericana. Está de acuerdo que el hombre peleará por lograr lo que más le convenga, aún cuando ello signifique causar a otros unos menoscabo; pero también hay en los hombres un sentido de justicia, que los hace ver a sus semejantes como fines y no como medios. Una sociedad bien ordenada de hombres libres e iguales, para Rawls debe aceptar principios públicos de justicia, captados por intuición compartida, basada en los principio de igual libertad, de la diferencia y de igualdad de oportunidades.
Para Rawls en una sociedad justa, los bienes sociales imprescindibles o primarios, como la libertad, la igualdad en las oportunidades, los bienes materiales, y las bases sociales de la autoestima, deben distribuirse de modo idéntico, a menos que la distribución diferenciada se fundamente en beneficiar a los menos aventajados.
Las críticas que recibió la Teoría de la Justicia de Rawls, se basaron fundamentalmente en el universalismo de su enfoque.