La guerra y los niños
Son los niños el grupo de población más vulnerable en los tiempos de guerra, pues pueden quedar huérfanos, y si son muy pequeños no pueden sobrevivir, y también pierden la vida como daños colaterales, en muchos casos producto de enfermedades ocasionadas por la falta de alimentación y de higiene, lo que los hace propensos a contraerlas, para lo cual habrá escasa atención médica. Muchos deben abandonar su país de origen, y emigrar como refugiados, lo que aumenta la tasa de mortalidad. A esto se agrega la terrible situación de niños que son obligados a combatir.
El daño físico que pueden sufrir y el psicológico que en todos los casos les produce es un camino sin retorno. En Ruanda en mayo de 1995 sufrieron detención trescientos menores de 15 años. Estos niños soldados ya no quedan protegidos como civiles, que están amparados por el IV Convenio de Ginebra, que sobre todo brinda trato especial a los niños (civiles) menores de 15 años. Se procurará en este caso que los niños que hubieran quedado huérfanos o por cualquier motivo se encuentren alejados de sus padres, no queden en situación de abandono, tratándose de que sean acogidos por un país neutral.
El Derecho Humanitario protege a los niños de modo particular, aún a los niños combatientes, debiendo en caso de detención ser alojados en pabellones distintos a los de los adultos, y no pueden ser privados de educación, alimentación y atención médica. Los protocolos adicionales a los Convenios de Ginebra regulan a este respecto.
