Derecho a un ambiente sano
El ambiente es un bien que le pertenece a todos los habitantes del planeta, que tenemos el derecho de disfrutarlo, pero a su vez el deber de cuidarlo, ya que su contaminación haría imposible el ejercicio de cualquier otro derecho, inclusive el de la vida.
Los avances tecnológicos han traído progreso, pero de su mano, la contaminación avanzó a pasos agigantados. Muchos países han quedado rezagados en esta carrera que impone el capitalismo, y aún están en vías de desarrollo, o subdesarrollados, y esta falta de recursos económicos es utilizada por capitales extranjeros para explotar sus recursos naturales. Se han privatizado bosques, recursos no renovables, como el agua y los hidrocarburos, quedando estos lugares como basureros de los países ricos, sometidos a la tala indiscriminada de sus bosques y con un alto grado de contaminación ambiental. Por ejemplo, México, que conforma el NAFTA con Estados Unidos y Canadá, ha debido dejar instalar fábricas de capitales extranjeros en su tierra, que se aprovecha de la mano de obra barata que allí encuentran, acrecentando el índice de contaminación al radicar sus fábricas fuera de su país. Los estadounidenses adquieren las ganancias, y contaminan a México.
En la conferencia de la ONU celebrada en 1972, sobre el medio ambiente se argumentó que todas las personas tienen derecho a la libertad y a la igualdad, disfrutando de satisfactorias condiciones de vida, en un ambiente cuya calidad les permita vivir en bienestar, y dignamente. Esta conferencia celebrada en Estocolmo, impulsó la creación del Programa de las Naciones Unidas para el medio ambiente (PNUMA) radicado en Nairobi (Kenia) para fomentar el desarrollo sostenible y cuidar coordinadamente el medio ambiente.
En 1989 se suscribió el Convenio de Basilea para regular el tránsito fronterizo de los desechos peligrosos, atento a que anualmente se producen en el mundo cuatrocientos millones de toneladas de desechos peligrosos (tóxicos, venenosos, explosivos, corrosivos, infecciosos o inflamables). En el 2002, 149 países suscribieron el convenio.
El Protocolo de Kioto firmado el 16 de febrero de 2005 para luchar contra los efectos de la contaminación no ha sido suscripto por Estados Unidos, igual que tampoco adoptó el Convenio de Basilea..
La deuda externa de los países pobres ha sido muchas veces canjeada por la administración extranjera de esos acreedores, con sus reservas ecológicas.
Existen organizaciones internacionales empeñadas en la defensa del derecho a un ambiente sano, como Greenpeace y Amigos de la Tierra, que llevan a cabo denuncias y campañas en defensa de la ecología.
Alemania exporta sus residuos peligrosos a África y a Rusia, Estados Unidos a México, aunque los tres países miembros del Nafta, crearon en 1994 la Comisión para la Cooperación Ambiental.
La vida en los países subdesarrollados es muy lejana a las condiciones dignas medioambientales reconocidas legalmente. Las tierras son explotadas en forma intensiva hasta agotarlas, y cuando ya carentes de recursos naturales los campesinos migran a zonas urbanas, sus escasos recursos, solo les permiten asentarse en zonas inundables y/o contaminadas.
En Argentina el artículo 41 de la Constitución Nacional incorporó expresamente este derecho con la reforma de 1994. Dentro de la clasificación de los derechos humanos, es un derecho de tercera generación, reconocido como derecho de los pueblos.