Transporte clandestino

El transporte clandestino es aquel que no cumple con las exigencias legales, o si las cumple, no fue sometido a la verificación de las mismas y por lo tanto no está habilitado para funcionar como transporte colectivo.

No son necesariamente más baratos sino que satisfacen ciertas demandas que los medios legales de transporte no cubren, o lo hacen de modo insuficiente o deficitario.

Existen por ejemplo autos particulares que funcionan como transportes escolares, donde se introducen en un automotor más niños que los pasajeros permitidos, combis que suben pasajeros sin estar habilitadas, autos particulares funcionando como remisses, etcétera, y sin contar por ejemplo con matafuegos, y careciendo de seguro. Y aún en aquellos que presentan buenas condiciones de confort, más rápidos y con apariencias de seguridad, éstas no se hallan verificadas por ninguna entidad responsable ¿Cómo saber si quien conduce tiene licencia o si el vehículo fue técnicamente revisado, o si se le añadieron asientos, lo que significa una sobrecarga de pasajeros que el vehículo no esté estructuralmente preparado para soportar?

Mientras no ocurran accidentes la gente sigue utilizando el servicio sin cuestionamientos. El problema ocurre cuando el accidente sucede y se generan como consecuencia, daños y perjuicios. Se sostiene en general, tanto por la doctrina como por la jurisprudencia, que no puede reclamarse si uno ha usado a sabiendas un transporte clandestino, pues nadie puede alegar su propia torpeza. No hay ni siquiera un boleto o comprobante de pago que permita reclamar, pues se trata de un contrato de objeto ilegal, ya que si bien transportar personas es un objeto lícito, debe hacerse en las condiciones reglamentarias.