¿Qué es una Constitución política?
Constitución deriva en su etimología del latín; de donde “cum” significa con, y “statere” es establecer, ya que una Constitución Política es aquella norma fundamental, primera y suprema que sienta las bases, andamios o estructuras del Estado que se “constituye” o forma. Es la herramienta básica de un Estado de Derecho.
Es una única ley, escrita (como la de Argentina, España, Colombia, Venezuela) o no (como la de Inglaterra), que establece las cuestiones más importantes sobre derechos humanos, garantías constitucionales, forma de Estado y de gobierno, poderes del estado, sus atribuciones, religión del Estado, su financiamiento, etcétera.
Además, cabe destacar que la Constitución es un documento que se puede reformar o modificar a lo largo del tiempo, siempre y cuando se sigan los procedimientos establecidos en la misma. Estas modificaciones pueden ser necesarias para adaptarse a los cambios sociales, políticos o económicos que se produzcan en la sociedad. Sin embargo, estas reformas no son fáciles de llevar a cabo, ya que suelen requerir de mayorías especiales en los órganos legislativos y, en algunos casos, hasta de un referéndum o consulta popular.
La más antigua de las constituciones escritas vigentes, es la de Estados Unidos de 1787. Luego nacieron las francesas de 1791, 1793 y 1848; la de Suecia del año 1809, la de España de 1812, siendo las primeras en América latina, las de Colombia y Venezuela de 1819.
No son leyes demasiado extensas pues fijan principios generales; la reglamentación queda a cargo de las futuras leyes, pero que no pueden contradecirla, ya que son pasibles de ser declaradas inconstitucionales. Por ejemplo, si la Constitución de un Estado no acepta la pena de muerte, y una ley posterior la impusiera, dicha ley sería inconstitucional.
Es importante mencionar que la Constitución no solo tiene un papel regulador, sino también educativo. A través de su lectura, los ciudadanos pueden conocer sus derechos y obligaciones, así como los principios y valores que rigen en su sociedad. De esta forma, la Constitución contribuye a la formación de una ciudadanía activa y consciente de su papel en la democracia.
Ocupa la más alta jerarquía dentro de la pirámide jurídica. En países como Argentina, que tiene una Constitución Nacional y constituciones provinciales (pues cada provincia posee autonomía), la nacional se coloca por sobre las constituciones provinciales, que si bien pueden imponer algunas diferencias, por ejemplo, sobre cuánto dura el mandato, o si es reelegible el gobernador, no puede contradecir sus principios fundamentales, como por ejemplo el reconocimiento de derechos de los ciudadanos.
Finalmente, es relevante señalar que la Constitución es un reflejo de la historia y la cultura de un país. Sus preceptos y principios son el resultado de un largo proceso de luchas sociales, políticas y culturales que han marcado la identidad de una nación. Por lo tanto, más allá de su función jurídica, la Constitución tiene un valor simbólico que la convierte en un elemento esencial de la identidad nacional.