Racismo y xenofobia
Ya explicamos al hablar del Día de la Raza, por qué se celebra cada 12 de octubre en América y España, y no es un día elegido al azar. A partir de esa fecha de 1492 morían varias culturas aborígenes en manos de quienes se creían superiores y dueños de una única verdad. Les impusieron la lengua, las costumbres y la religión que los mismos europeos calificaron de “verdaderas” y de “mejores” cuando en realidad lo único mejor que tenían era la tecnología armamentista que les permitió doblegarlos y someterlos, con la excusa de evangelizarlos y mostrarles el camino correcto, que llevó a casi todos ellos a su tumba.
Pero la historia del racismo no comenzó ni terminó en la conquista de América. El hombre tuvo y tiene la tendencia a sentirse superior a otros hombres y busca para ello cualquier excusa. El concepto de raza es simplemente una clasificación de las personas por sus rasgos físicos diferentes, como el color de su piel o su cabello, la forma de sus facciones, su altura, etcétera, que si se usara solamente para estudiar sus diferencias y posibilidades de complementación, no tendría nada de malo ni de particular. Así podríamos decir que la piel de las personas de raza negra es más resistente al sol que los de raza blanca, lo que llevaría a éstos a tomar mayores precauciones al exponerse al sol. El problema ocurre cuando una raza, por la razón que fuere (nunca valedera) se considera mejor que las demás.
El filósofo Michel Foucalt, que vivió entre los años 1926 y 1984, estudió el tema y concluyó que el racismo le sirve a las personas para justificar guerras, terrorismos de estado y penas de muerte, pues sostienen que debe sacrificarse a ciertos grupos para que el resto viva mejor.
Esta excusa sirvió para esclavizar a los negros, perseguir a los judíos en el holocausto o matar, como dijimos, a los aborígenes en la conquista americana. Otro ejemplo muy claro del racismo fue el apartheid. Los skinheeds, llamados así por sus características cabezas rapadas son grupos neonazis que atacan en cualquier parte del mundo por razones raciales.
La xenofobia no se diferencia demasiado del racismo pues también implica discriminación, aunque esta vez el pretexto para segregar, separar o menospreciar no se basa en la raza sino en la nacionalidad.
Con el subterfugio de que los extranjeros van a otro país para ocupar puestos de trabajo de los nacionales, se los humilla, se los rechaza, y se les pide que quieran a su nueva patria, a la que es imposible que sientan como hogar, cuando se los excluye y margina.
Si bien esto ocurre a nivel mundial, es frecuente observar actos de violencia xenófoba contra inmigrantes y refugiados políticos, sobre todo en Francia (contra los árabes y los nor-africanos) y en Inglaterra (especialmente contra pakistaníes y antillanos).
En el siglo XXI, con la globalización y el auge de las redes sociales, el racismo y la xenofobia han tomado nuevas formas y se han intensificado. La discriminación racial y étnica se ha vuelto más sutil y está profundamente arraigada en las estructuras sociales, económicas y políticas. Los estereotipos raciales y xenófobos se propagan fácilmente en las redes sociales, lo que contribuye a normalizar y legitimar el racismo y la xenofobia en la sociedad.
Además, la discriminación racial y étnica también se manifiesta en la desigualdad en el acceso a la educación, la atención de la salud, la vivienda y el empleo. Los grupos étnicos y raciales minoritarios a menudo enfrentan barreras institucionales y estructurales que limitan su acceso a oportunidades y recursos, lo que perpetúa la desigualdad racial y étnica.
La Organización de las Naciones Unidas ha tratado de eliminar estas formas de discriminación desde la sanción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, cuyo principal propósito es que no volvieran a suceder persecuciones racistas como las ocurridas en la Segunda Guerra mundial por el régimen nazi. En 1965 las Naciones Unidas adoptaron la “Convención Internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial” que incluye también a los casos de xenofobia. Los estados se comprometieron a luchar contra este flagelo creándose un Comité Internacional para supervisar su cumplimiento. Los estados parte deben entregar al Comité, cada dos años, un informe sobre la situación de discriminación en sus respectivos estados.
En 1978 la UNESCO aprobó la “Declaración sobre la raza y los prejuicios raciales” para combatir lo que denominan “plaga”, justificando la necesidad de igualdad a través de sus 10 artículos, por tener todas las personas el mismo origen y pertenencia a la misma especie. Sus diferencias no pueden servir de base a ningún prejuicio.
En 1992 la Asamblea General de las Naciones Unidas, para proteger a las minorías discriminadas dictó la “Declaración sobre los derechos de las personas que pertenecen a minorías nacionales, étnicas, religiosas o lingüísticas” reconociéndoles su derecho a practicar sus culturas libremente.
En el año 2001 en Durban (Sudáfrica) se realizó la “Conferencia a nivel mundial contra el racismo, la xenofobia, la discriminación racial y otras formas de intolerancia”. A partir de esto se elaboró un programa de acción.
A pesar de todo, debe seguirse insistiendo con este tema, ya que causa mucho dolor entre quienes son discriminados sin ninguna razón, más que la soberbia de quienes se sienten superiores y son también víctimas de sus propios valores tergiversados. Ojala que este 12 de octubre sirva para reflexionar en conformar una humanidad integrada, que respete a los diferentes, pues quien se siente superior puede pasar también a la categoría de distinto que es totalmente arbitraria, aprenda de ellos y comparta con ellos, en un mutuo enriquecimiento. Todos valemos lo mismo y mucho, respetemos a los demás y exijamos respeto.