Derechos de primera generación
La clasificación de los derechos humanos en generaciones, atiende al momento de su aparición.
No podemos hablar de reconocimiento de derechos humanos antes de la Revolución Francesa, ya que en una sociedad desigual, donde grupos de personas gozaban de privilegios, mientras otras soportaban las cargas, y un monarca absolutista, que concedía o denegaba derechos a sus arbitrio, concentrando en su persona todos los poderes del estado, que sostenía le habían sido entregados por Dios, las personas estaban sumamente desprotegidas. No es lo mismo poseer derechos porque el estado se los otorga discrecionalmente, y puede denegarlos a su antojo, que poseer derechos naturales, que deben ser reconocidos obligatoriamente por los gobernantes, y eso es lo que se reclamó en la Revolución Francesa.
Las ideas revolucionarias se habían nutrido de la revolución norteamericana, y de la filosofía iluminista, que sostenía que el estado se había formado en virtud de un contrato social entre el pueblo, titular de la soberanía y el gobierno, que era su representante, elegido por mayoría popular (Contrato Social de Rousseau) y que no debían concentrarse todos los poderes en una sola persona pues eso llevaría a un abuso del poder por parte de quien lo detente (Tesis de la división de poderes de Montesquieu).
Cansados de sostener con sus ingresos al estado francés, que además no les permitía acceder a los cargos públicos, los ricos burgueses, comerciantes, banqueros y empresarios fabriles, pugnaron por el reparto igualitario de los impuestos, y el libre acceso a los cargos de gobierno, cuestionando el sistema del absolutismo monárquico, bajo el lema de libertad, igualdad y fraternidad.
Reunidos en la Asamblea Nacional, los miembros del tercer estado, entre los que se hallaban los poderosos burgueses, junto a todo el resto de la población no privilegiada (obreros, campesinos, artesanos, mendigos) no pertenecientes ni al clero ni a la nobleza, que habían jurado mantenerse unidos hasta el dictado de una Constitución, dictaron el 26 de agosto de 1789 la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano para el territorio francés, que ha pasado a la historia como el primer documento que reconoció los derechos naturales del hombre, a la vida, a la libertad, a la igualdad, a la resistencia a la opresión, a que nadie puede ser detenido sin causa, presumiéndose su inocencia mientras no se declare su culpabilidad, y a la libertad de pensamiento y opinión.
Así nacieron los primeros derechos reconocidos como naturales, propios del ser humano (aunque se limitaron a los hombres en sentido literal, pues las mujeres carecieron de derechos políticos) y que las leyes no los otorgan (pues si no, podrían quitarlos) sino que se limitan a reconocer, y el pueblo puede exigir su implementación legal, si eso no sucede.
Entre estos derechos de primera generación, nacidos en el siglo XVIII, se hallan los civiles, como la vida, la libertad, la igualdad, la libertad de opinión, de reunión, de propiedad, de asociación, de comercio, a la defensa en juicio, a no ser arrestado sin causa, la libertad de cultos, etcétera. Junto a los civiles, también son de primera generación, los derechos políticos, que comprenden el derecho de elegir a quienes ejercerán los cargos de gobierno, controlar su gestión, que no debe ser secreta, y postularse para ejercer los cargos de gobierno, a través de los partidos políticos.
Pasaría un siglo para que se reconocieran los de segunda generación o derechos sociales, pues el liberalismo que impulsó el nacimiento de estos primeros derechos, impedía que el estado tomara intervención para evitar las injusticias sociales, que se cometían sobre todo entre la clase trabajadora, dominada por sus patrones, que acumulaban ganancias, mientras ellos trabajaban por un sueldo miserable y sin descanso.