El Derecho Romano
Como todo Derecho, el Derecho Romano, consistió y consiste en un conjunto de normas jurídicas, principios y preceptos, que rigieron la vida del pueblo romano desde que la pequeña aldea se fundó por Rómulo, su primer y legendario rey, el 21 de abril del año 753 a. C, pasando por la fase en que el Imperio Romano cayó en poder de los pueblos bárbaros a partir del 476, formándose en España, Italia y la Galia Meridional, el Derecho Romano- Bárbaro, que rigió la vida de estos pueblos, tomando como base, principios romanos.
A partir de este acontecimiento, el Derecho Romano ancló en el Imperio Romano de Oriente o Bizantino, hasta la muerte del emperador Justiniano en el 565, emperador que dejó como legado la codificación del Derecho vigente (leges o constituciones imperiales e iura o labor de los juriscosultos) en su Corpus Iuris Civilis.
Luego de este período en que el Derecho Romano se mantuvo vivo y vigente, dejó de regir, pero sin embargo continuó su existencia como fuente de las legislaciones que le sucedieron, y aún es materia de estudio, como fuente de derecho, ya que inspiró a la mayoría de los códigos modernos.
Si bien nació con notable influencia de las normas religiosas (fas) el Derecho Romano (ius) pronto se separó de ellas, evolucionando también en cuanto al el formalismo, abandonando poco a poco el rito, y pudo por ello ser aplicado por otros pueblos de creencias diversas.
El Derecho Romano, obra del genio jurídico de un pueblo guerrero y práctico, que necesitaba resolver sus cuestiones jurídicamente, es modelo de instituciones como derechos reales, contratos o sucesiones, entre otras.