El poder electoral
Durante el proceso político, el pueblo, como unidad de acción y decisión, con la intermediación de los partidos políticos, elige a sus representantes, en las modernas democracias representativas, otorgando a sus dirigentes, elegidos por mayoría, a través del voto popular, el poder de autoridad, para actuar por el pueblo al que representan.
El poder electoral del pueblo constituye un poder político, de decidir el plan de gobierno más conveniente presentado por los candidatos de determinado partido político.
Emergente del principio de igualdad política, todos los ciudadanos poseen idéntico poder electoral y sus votos el mismo valor, aunque el poder decisorio le corresponda solo a la mayoría.
El poder electoral consiente determinado gobierno y lo legitima. Quien asume el poder del Estado por otros medios, por usurpación o violencia, tendrá un poder ilegítimo, y nunca adquirirá el carácter de representativo.
El conjunto de electores (electorado) o personas con derechos políticos, eligen entre los candidatos seleccionados en forma previa por los partidos políticos, a sus representantes. Es entonces, la representación política la consecuencia necesaria o el objetivo del proceso electoral, donde la voluntad del pueblo y su poder se manifiestan en una relación de mayorías y minorías, esporádicamente, para constituir sus gobiernos legítimos, y también para asignar a las minorías función de contralor.
El poder electoral es una forma sustancial de participación política ciudadana, que en Argentina se complementa con otras forma de participación, como la iniciativa popular (art. 39 de la C.N.) y la posibilidad de participar en consultas populares (art.. 40 C.N.).